Introducción

La serenidad de la práctica

Comenzando por algo tan simple como la respiración. Experimentando posturas sencillas. Con el paso del tiempo profundizando  a voluntad en la respiración y en posturas más complejas. Así decides cómo quieres orientar tu experiencias. Y podrás encontrar tu manera; en cada persona es diferente. Pero todos empezamos por el principio.



En calma,
respirar,
descubrir.


Las posturas devuelven la flexibilidad a la columna vertebral, verdadero eje vital, calman los nervios sobreexcitados, relajan los músculos, vivifican los órganos y sus centros nerviosos.
Un asana yóguico (postura) tiene infinitos niveles de precisión y profundidad dependiendo del grado de atención y consciencia; así con la práctica se desarrolla en todas sus posibilidades.
La respiración proporciona oxígeno y energía a cada célula, purifica el organismo quemando desechos, expulsa toxinas y energiza el sistema nervioso
La relajación recarga el sistema revitalizándolo y rejuveneciéndolo, preservando la integridad del sistema nervioso, además previene y trata trastornos y libera del insomnio.


La práctica del yoga es paulatina,
se avanza según te impliques,
es una experiencia personal.